La marihuana se ha convertido en una de las drogas más extendidas y consumidas en la actualidad, y es vista socialmente como una droga blanda comparada al alcohol con relativamente poco riesgo, sin embargo el consumo frecuente de esta droga puede tener efectos negativos a largo plazo.
La marihuana es una de las múltiples formas en las que se consume el cannabis, concretamente la que utiliza hojas y tallos de la planta troceados y triturados. Esta sustancia tiene propiedades psicoactivas que son conocidas desde la antigüedad.
Se trata de una sustancia cuyos efectos iniciales resultan ligeramente estimulantes y euforizantes, para pasar a inducir estados de relajación física y mental. Provoca una disminución del nivel de tensión y de dolor, aumenta la sensación de hambre y reduce y enlentece el movimiento motor. También resulta eficaz como antiemético y anticonvulsivo.
Efectos a corto plazo
Cuando una persona fuma marihuana, el TCH pasa rápidamente de los pulmones a la corriente sanguínea. La sangre transporta entonces la sustancia química al cerebro y a otros órganos del cuerpo. Si la persona ingiere o bebe el THC, el organismo lo absorbe más lentamente. En ese caso, los efectos se sienten por lo general entre 30 y 60 minutos después de consumir la droga.
El THC actúa sobre ciertas células receptoras específicas en el cerebro, las células que normalmente reaccionan a sustancias químicas naturales similares al THC. Estas sustancias químicas naturales desempeñan un papel en el desarrollo y el funcionamiento normal del cerebro.
La marihuana sobrestimula las áreas del cerebro que contienen la mayor cantidad de estos receptores. Eso genera la euforia o “high” que experimenta la persona. Otros efectos incluyen:
- Alteración de los sentidos (por ejemplo, los colores se ven más brillantes)
- Alteración de la percepción del tiempo
- Cambios en el estado de ánimo
- Limitación de la movilidad corporal
- Dificultad para pensar y resolver problemas
- Debilitamiento de la memoria
- Alucinaciones (cuando se consume en grandes dosis)
- Delirio (cuando se consume en grandes dosis)
- Psicosis (el riesgo es mayor con el consumo regular de marihuana de gran potencia)
Efectos a largo plazo
La marihuana también afecta el desarrollo del cerebro. Cuando una persona comienza a consumir marihuana en la adolescencia, la droga puede reducir la capacidad de pensar, la memoria y las funciones cognitivas (funciones de aprendizaje), y puede afectar la manera en que el cerebro establece conexiones entre las áreas que son necesarias para realizar estas funciones.
Los investigadores todavía continúan estudiando cuánto tiempo duran los efectos de la marihuana y si algunos de los cambios que causa podrían ser permanentes.
Reducción del córtex orbitofrontal
El uso continuado de marihuana provoca una evidente reducción de la sustancia gris, especialmente en la corteza orbitofrontal. Ello supone asimismo una menor capacidad a largo plazo para la realización de tareas que dependen de esta área, como el control de los impulsos o la planificación.
Aumento de la conectividad neuronal
Según reflejan otros estudios, a pesar de la reducción de sustancia gris el cerebro, la conectividad entre las neuronas restantes se ve incrementada, de manera que dicha pérdida se ve en cierto modo compensada.
Es decir, aunque en condiciones normales un aumento de la conectividad de las neuronas sería una buena noticia, en este caso es el resultado de que vayan muriendo muchas neuronas, haciendo que las que queden deban «trabajar» más; se trata de un mecanismo del cerebro para intentar suplir la pérdida de grosor de la corteza. Además, este incremento de las conexiones es cada vez menor según aumenta el tiempo de consumo.
Disminución del rendimiento y la memoria
El consumo de marihuana produce a largo plazo problemas en diversos tipos de memoria. Alteraciones que dan como resultado una mayor dificultad de pasar a la memoria a largo plazo los contenidos de la memoria a corto plazo.
Estos efectos son especialmente notorios en personas que consumen a lo largo de su proceso de desarrollo, es decir adolescentes, debido a la modificación estructural del encéfalo que puede suponer el consumo de cannabis. En adultos ya formados que empiezan a consumir esta disminución es menor.
Aparición de brotes psicóticos
Algunas variantes de cannabis pueden facilitr la aparición de brotes psicóticos en personas con predisposición genética a ellos, especialmente cuando se inicia el consumo de la adolescencia. Esto se debe a que el consumo temprano dificulta la correcta maduración neuronal de la conexión entre prefrontal y sistema límbico, lo cual facilita la aparición de alucinaciones y se dificulta el control e inhibición conductual.
Disminución del control de los impulsos
Otro de los efectos observados y directamente vinculados a la disminución de materia gris en la corteza frontal es la disminución en el control de los impulsos. La capacidad de inhibición de la conducta se vincula con partes concretas de ese lóbulo, que se encarga de contrarrestar el poder del sistema límbico, relacionado con las emociones y con la aparición de deseos.
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